Como siempre por estas fechas nuestras felicitaciones para todo el pueblo están impregnadas de deseos de felicidad y alegría para el 2011.
Pero esta vez, mas que nunca, estamos convencidos de que esa felicidad no la vamos a encontrar en los santuarios -entiéndase centros comerciales- de un sistema consumista agresivo, avasallador y cuya insostenibilidad estamos pagando ahora los menos culpables.
El nuevo año, precisamente por asomar lleno de incertidumbre y, con la amenaza de nuevos recortes sociales y de paro, nos brinda la oportunidad de separar el grano de la paja y buscar de forma consciente la felicidad donde realmente siempre ha estado. En un pequeño gesto de solidaridad, en el esfuerzo que realizamos por construir el futuro que anhelamos para nosotros y los nuestros o en compartir junto a nuestros seres queridos esos pequeños momentos que llenan nuestra vida de sentido y la convierten en especial y única.
Pero, si a pesar de todo, aun queremos seguir regalando algo material, tenemos la opción de tener en cuenta los criterios sociales y ecológicos de su producción. Una buena opción en este sentido son los regalos de comercio justo, los regalos hechos por uno mismo o productos que fomenten el comercio local y de pequeña escala.
A nivel de ciudad, el 2011 asoma también con una gran necesidad de cambio y nos brinda la gran oportunidad de apostar por un pueblo amable, con vida, solidario y sostenible, donde predominen el trabajo y la alegría y que finalmente recupere, con un cambio político ineludible, el empuje que siempre tuvo. FELIZ 2012
Pd.: Consejos para unas Navidades más Verdes