Lo malo de esto es que el que paga, como siempre, la ineptitud de este equipo de gobierno, es el pueblo. Y todo ello sin contar para nada con los grupos de la oposición, cuando la importancia de la inversión merecía haber hecho un esfuerzo de consenso para sacar adelante los mejores proyectos.
En fín, otra oportunidad perdida para avanzar hacia una ciudad más sostenible, más humanizada y no saturada de ladrillos y cemento.