Barroso ha vuelto a dejar claro lo que nos espera si algún día llega a la presidencia de la nueva República. En el último Pleno ha dejado claro lo que el hace con las opiniones de los demás, aunque sean de su propio partido, cuando no son las suyas, e incluso pudimos ver hasta donde es capaz de llegar para que nadie le rechiste.
Su concejal de Solidaridad y Cooperación, Pepe Garrido, curiosamente ausente del pleno, pudo comprobar en su propia piel lo que cuesta no opinar como su jefe de filas, cuando este públicamente le desautorizó por apoyar una Declaración Institucional, aprobada en Comisión Informativa, por todos los grupos municipales, incluido IU, aunque con la ausencia de Barroso, condenando la muerte del disidente cubano Orlando Zapata Tamayo.
Pero no contento con dejar a la altura de una suela de zapato a su propio concejal, tampoco dudó en mandar a la fuerza de órden público a desalojar a una persona del público por mostrar públicamente sus discrepancias con la actitud del Sr. Alcalde.
Ahora nos preguntamos, ¿Tendrán algo que decir el resto de concejales que componen el equipo de gobierno, socialistas incluidos?
O ¿Asumimos formalmente, como ya se suponía a nivel de calle, que aquí el que manda es Barroso y los demás están de relleno?